miércoles, 24 de noviembre de 2010

otro texto que no es mio, pero viene al caso

Lo escribió Alberto Ajaka, un teatrista argento de lo mejordelomejor. Léanlo y luego clikeen la nota del diario La Nación... Moraleja?... la que quieran:

Buenos Aires es una de las capitales de teatro del mundo.  La primera, la tercera o una de las cinco primeras, lo mismo da.   Así lo dice el sitio oficial de turismo del gobierno de la ciudad y así,  lo percibimos los miembros de la comunidad teatral.  Pero, ¿Cuál es el teatro que logra este "galardón" para Buenos Aires? ¿ El de la Calle Corrientes? Mmm no, a no ser que alguien piense que cinco cuadras se pueden comparar con Broadway o que en el mundo estén ávidos por conocer la última puesta argentina sobre una obra de Neil Simon o de Yasmín Reza  ¿El teatro oficial?  ¡Vamos! Berlín: el Berliner Ensemble, un solo teatro contra todo el complejo teatral porteño; entre agosto y septiembre el teatro alemán programa más de veinte obras,¿ Llega a ese número el San Martín en todo el año?  Está clarito, el TEATRO en esos territorios abona a las diferencias primer/tercer mundo. Y ésto no le quita méritos, es lo que hay y tiene la calidad que tiene y hay la guita que puede haber, empero, sus producciones no se insertan en el mapa del teatro mundial y si bien es cierto que algunas obras del teatro oficial pueden ser creadoras de lenguaje y objetos de fuerte impronta artística no es menos cierto que esos trabajos exceden los dos meses de ensayo pagos por nuestra principal sala y que su cocción es producto de un laburo extramuros.   Entonces, cuál es el teatro que nos lleva a la cima, cuál es?  El teatro independiente, brother.  Yeah, yeah, theaterkamerad.  Hacia adentro: por su vasta producción, por el agite constante, por su perseverante intento.  Por sus actores: aspirantes, estudiantes, drogadictos, refinados, putos, antropológicos, tartamudos, etc, etc,  y por Urdapilleta.  Por esta ciudad que aún caldea mescolanza ¡Discepolooó, que grande sooos!. Y Hacia afuera: por todo el teatro porteño que ha pululado y pulula,al ritmo del ula-ula de los euros, por Europa la vieja, por la Ámerica telenovelera, por la Patria toda.  O vos viste que vengan a buscar nuestra última puesta de Miller?  No, viejo, vienen porque somos Messi.  Todos, los que han ido y los que no.  Un Messi, como toda empresa, no se hace solo.  Se hace de un millón de patadas y de pata-duras, se hace de los buracos que se imponen en el césped sintético de la canchita hecha percha, de la ropa team foot- porque no hay para nike, pibe- del delegado que te llevó a federar, de los sangúches de la vieja, de la coca con los amigos (snif-snif, muchachos, lo que daría por una tardecita de aquellas).  Es nuestra industria nacional.  Fatto in casa, el teatro independiente porteño, el que se juega todos los fines de semana (y ahora abrimos la oferta a cualquier día, chabón!) en cada sala off, espacio, club o casa de minitas teatreras.  Mi primera obrita, la varieté para la monada, mi investigación sobre los últimos días de Juan Mondongo, el que te mezclo con un poco de baile, el germanófilo, mi querida cooperativa orgiástica, toda esa yunta junta de teatro y más teatro.  Esa es la vaina, compañera, compañero.
Así que si nos van a romper las pelotas cerrando los lugares va a ser mejor que empiecen a dejar vacante el cetro del "Capital mundial de Teatro" y lo cambien por "Capital mundial del botón con culo paspao" , porque ése, el título, el premio, nos pertenece a nosotros, los de la RETAGUARDIA.  We are the future, cabeza.

La escena porteña goza de buena salud, por Susana Freire

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