martes, 31 de diciembre de 2013

micro reflexión -algo inútil, como todo lo que se hace a posteriori- sobre mi 2013

Los acontecimientos no interesan acá, porque fueron muchos... días y días con la angustia horrible por no tener nada que me diera de comer a mí y a mis hijos adoptivos peludos; pero también viajes a Chaco, a Córdoba y Rosario a dar talleres que fueron un aliciente -y espero, el comienzo de una serie de espacios de reflexión sobre la contemporaneidad-; al mismo tiempo el convencimiento de que no supe jamás crear una imagen de mí misma que me permitiera integrarme a la sociedad; y también la oportunidad que me brindó alguien que no me debía nada, digo, que podría encontrarse en las antípodas de mi modo de ver y vivir la vida y sin embargo me tendió una mano salvadora; entonces: entender que debo calmar mi fiera interior...

Tengo una inteligencia emocional bajo cero, incapacidad absoluta de la hipocresía que permite relacionarse sin tanta vuelta... Aparento creerme superior, y no!, es lo opuesto: se que todos los que saben adaptarse al sistema son superiores a mí, lo que tengo es una inutilidad superior...
Tener un tonto espíritu contemporáneo hace que me aburran soberanamente la vieja academia, los viejos negocios y la vieja política... pero soy suficientemente vieja como para no pertenecer a los ambientes jóvenes de la sociedad... Incluso, me sorprenden y me entristecen los jóvenes antiguos, los que siguen repitiendo como máquinas bobas formulillas modernas... el planeta se deshace en añicos y siguen hablando de El Arte o La Cultura, o creyendo a ciegas las doctrinas, tanto espejismo... Pero, son claramente más felices que yo que dejé de creer en la humanidad -¿o en el humanismo?-.

El 2014 me encontrará intentando nuevamente pertenecer... ay! maldita identidad que no hallo.