una entrevista que le hicieron al filósofo tomas abraham, para leer y pensar

Para la revista Qué Pasa Buenos Aires ( información sobre la actividad política en los municipios del Gran Buenos Aires)

Mayo 2011

- ¿Cómo debería ser la relación entre los intelectuales y la política?

La función del intelectual es la de ejercer la disidencia. Mostrar las zonas de disenso. Sospechar de los discursos de legitimidad de los poderes y de las autoridades. Marcar las líneas de ruptura ocultadas por la voluntad de dominio que trasmiten los relatos hegemónicos y las ideologías que no son más que narraciones de autocomplacencia. La práctica intelectual es vital para el ejercicio de las libertades y para evitar el adormecimiento inoculado por el universo de creencias implementado por los dispositivos y los aparatos de poder. Su deber es trabajar el pensamiento con la mayor honestidad y rigor posibles para que el mandato vertical y tutelar no llene los espacios, y luchar por liberarlos con las armas de la crítica para que se abran a la duda, a nuevas decisiones, y generen nuevas prácticas. 

- En la pelea con Clarín, el Gobierno parece olvidarse de los primeros años de gestión en los que, entre otras cosas, el propio Néstor Kirchner les permitió la fusión de Cablevisión y Multicanal, una medida claramente monopólica. ¿Por qué cree que cambio esta relación?

Creo que no tiene mayor sentido repetir lo que se ha dicho tantas veces. A partir de la crisis del campo la estrategia del gobierno fue apropiarse de la mayor cantidad disponible de medios de comunicación al ver que no podía confiar en la incondicionalidad de los grandes grupos mediáticos. La ley de medios tiene ese fin. Nada tiene que ver con la existencia de monopolios y con la voluntad de darle recursos al pueblo para que exprese sus opiniones. 

-          ¿Podía Kirchner darle esta pelea a Clarín cuando asumió con el 22% de los votos o era una relación por conveniencia?

No tenía ningún sentido que se la planteara por que no tenía voluntad alguna de desencadenarla. Lo que sí quería era asociarse con el grupo, y lo hizo durante cinco años. La experiencia de Néstor Kirchner como gobernador de Santa Cruz le servía para saber que el modo en que entendía la relación con los medios incluía la censura y la extorsión. Toda su política comunicacional fue coherente con esta forma de práctica política, desde la distribución de la publicidad oficial al manejo de Telam.

-          En el discurso, el kirchnerismo parece querer ser el legado de Perón, ¿Ud lo ve así? Si es así, ¿de qué legado, del Perón del 55 o de los 70?

-          No hay legados en la política argentina. Es un invento de quienes quieren justificar su poder como una filiación y una cadena de fidelidades. El Perón del 55 pedía el ingreso de los monopolios multinacionales del petróleo y veía que el llamado congreso de la productividad no solucionaba el atraso tecnológico ni el deterioro económico. Sólo le quedaba perseguir curas y tomarse literalmente el buque. El del 70 nos regaló a López Rega e Isabel, con un poco de Firmenich. Yo lo pensaría dos veces antes de reclamarme de epopeyas tan maravillosas.

-          ¿Cree que se puede extrapolar ese peronismo a esta época?

-          Nada vuelve si no es en la forma de farsa. Farsa uno: Menem. Farsa dos: Kirchner. No sé si en este caso no hay dos sin tres. El peronismo a pesar de no existir, es muy creativo. La disciplina que le corresponde es el tratado teológico-político. El peronismo ya no existe. Tampoco el radicalismo. Dan para cualquier cosa. Son un carro al que se sube el que paga boleto, en el caso mencionado por la pregunta, desde Timerman, Boudou, Alberto Fernández, a D`Elia y Esther Goris. Es un emblema para que el pacto de poder intercorporativo se mantenga vigente, y para apropiarse dela Caja, sin la cual ese carro se desbanca.

-          ¿Dónde entra Moyano?

-         La CGTes la columna vertebral de una ente político con escoliosis. De todos modos considero que en el capitalismo salvaje argentino, una central de trabajadores muy fuerte es necesaria para equilibrar la intemperie a la que se ve sometido el trabajador. Que se haya convertido en un empresario muy rico, sí es cierto, él y otros también. Pero más escandaloso y abominable es enriquecerse con el erario público con la bandera de los derechos humanos.

-          Finalmente, ¿le reconoce logros a los Kirchner?

-          Claro que sí, también a Menem, a Alfonsín, hay quienes se lo reconocen al dictador Onganía, basta consultar a jubilados proletarios que la última vez que siendo obreros se compraron una casa fue durante el gobierno de aquel general represor del Cordobazo. Menem nos salvó para siempre, así lo espero, de los golpes de estado militares al encarcelar a Seineldín. Un acto no sólo patriótico sino vital para lo que hoy podemos vivir y para descolgar todos los cuadros del colegio militar que queramos. Le devolvió además el poder de las variables económicas al Estado luego de la debacle del 89. Se lo reconoció con creces el pueblo argentino y el justicialismo.  A Kirchner le reconozco la dureza en su trato por la deuda externa y en la prioridad que le dio al mercado interno para combatir la desocupación. Es muy difícil encontrar gobernante que haya hecho todo mal. Sobran los materiales históricos para encomiar aspectos de la década infame. Nadie en su sano juicio puede condenar de un plumazo el gobierno de Roca por su campaña del desierto. Tampoco vamos a reducir el peronismo del cincuenta por la persecución y encarcelamiento de adversarios. El problema es la democracia. Si el presidente de turno y sus colaboradores inmediatos tienen vena tiránica o democrática. Los Kirchner han comprendido a nuestra historia, saben que nos gusta ser gobernados por algún tipo de déspota. Se dieron cuenta que era una vía abierta luego de la anomia de diciembre del 2001 en el que el sistema de partidos dio acta de defunción. Yo espero que un día nos convertimos en un pueblo fuerte y libre que supere a sus gobernantes. Es la única manera de elegirlos mejor.